En el sector del retail, Instagram se ha convertido en el mejor escaparate para las firmas, gracias a los influencers, los hashtags, los posts insipiracionales e incluso los posts de implicación social, las marcas han creado en muy poco tiempo comunidades y de esta manera Instagram se ha convertido en un canal de comunicación generador de engagement, que consigue fidelizar al cliente e incluso hacerlo fan.
El pasado mayo, diseñadores, ingenieros y product managers de Instagram se reunieron para dar un paso más allá y encontrar la respuesta a cómo hacer que los usuarios compren sin que la app se convirtiera en un catálogo agobiante.
El diseño se basa en la introducción de botones de compra que permite a la marca etiquetar su producto de la misma manera que los usuarios etiquetan a sus amigos. Si el usuario hace clic una vez tendrá más información del producto, si pincha dos veces se redirige al sitio web del retailer para comprar.
Sin embargo, esta no es la primera iniciativa para monetizar una red social; Facebook lo ha intentado antes con los regalos de cumpleaños, Twitter con un botón de compra y Pinterest que hizo una inversión mayor al permitir a miles de retailers vender directamente, todavía es incierta la popularidad en los usuarios. La gran fortaleza de Instagram es su carácter visual que permitirá pasar de la inspiración a la compra.
Por otro lado, podrá ser una herramienta decisiva para la recolección de datos. Las marcas conseguirán información de los usuarios y de su comportamiento para saber qué acciones tomar después; sabrán cuánta gente se ha interesado en la información de sus productos y cuánta gente ha clicado en el botón de compra, y así poder crear contenidos más relevantes.